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Vamos a jugar a un juego, a un juego de niños.

Un juego sin normas ni preocupaciones, en el que cada cual pueda ser quien quiera, sin consecuencias.

Vamos a jugar a darnos la mano y correr de un lado a otro del mundo. Juguemos a querernos de verdad, como se quiere en la infancia.

Que no importen las apariencias, ni los cuerpos. Que solo quede el alma.

Juega conmigo a ese juego en el que nadie pierde, ni empata, siempre se gana. El juego en el que todas las caras de los dados tienen el número 2, tú y yo.

Vamos a llegar a la meta para mirarnos a los ojos, volver al principio, y jugar para siempre a imaginar nuestro mundo real.

JUEGO DE MAYORES

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